miércoles, 5 de enero de 2011

El nacimiento de Arlén, el guerrero belo





Imagen del aula arqueológica de la población de Garray (Soria)


Gracias a mi hijo Jorge y a sus trabajos escolares, comencé a buscar, recuperar, recopilar y al final escribir una información que siempre me ha apasionado, Los pueblos Prerromanos, Cartago, la República y el posterior Imperio Romano, los Visigodos, el Islam y la Reconquista, hechos todos ellos acaecidos en España.

En definitiva, no soy historiador, arqueólogo, periodista, y mucho menos investigador, solo un mero lector aficionado, intrigado por los infinitos hechos que han transcurrido en nuestro territorio y más concretamente, a todos los episodios bélicos que han marcado decisivamente nuestra existencia, el porque de cada uno, su evolución y sus consecuencias.

Desarrollando estos apuntes, los cuales deseaba tener dispuestos para poder consultarlos en cualquier momento, seleccioné unos episodios importantes acontecidos en la península ibérica. Las Guerras Celtibéricas.

No hubo una razón determinante que hiciera que me decantase por escribir acerca de los bravos guerreros hispanos, sus costumbres, las cuestiones de por que unieron sus pueblos, así como las batallas y acuerdos que tuvieron con la polémica Roma.

Visitando el  Museo Arqueológico Regional situado en la ciudad de Alcalá de Henares, encontré lo que buscaba. Allí aparecía expuesto un cuchillo celtíbero. Creo que fue en ese preciso instante cuando observándolo de cerca, pude apreciar, que digo, imaginar la historia que envolvía ese trozo de metal.

Por mi cabeza comenzaron a pasar, a elaborarse posibles imágenes que esta demoledora arma había presenciado, y allí mismo, a partir de aquel instante, fue cuando decidí que debía plasmar toda la información que aquel puñal me transmitía.

Traté de darle vida al cuchillo. La historia de Arlén comenzó a tomar forma en ese instante. El puñal lo había portado el protagonista de esta historia, su madre Meara o su compañero Caíl. Su padre lo había fabricado en el horno de la fragua de Segeda. Con él despellejaron las pieles de cabras, ovejas, ciervos, y posiblemente también lo ensartaron en el pecho de algún atrevido legionario romano.

Me he limitado a ponerles nombre a unos personajes ficticios junto con sus historias, sumándolas a los datos que tenemos de otros protagonistas reales y de sus peculiares actuaciones.

Hay una persona por encima de todas las demás a la que le debo gran parte, por no decir toda la inquietud, el afán investigador, la pasión y el deseo de seguir leyendo y buscando información sobre cualquier detalle de nuestro pasado. No podía ser otro que Don Francisco Javier García Gutiérrez, quien me ha mostrado sus conocimientos en diferentes ocasiones a lo largo de mis estudios. Escritor, documentalista, historiador y cronista oficial de la ciudad de  Alcalá de Henares. Un hombre que algún día la ciudad de Alcalá tendrá que reservarle un capítulo completo, a ser posible en letras mayúsculas, a él solo. Muchas gracias por todo, Don  Francisco Javier.


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